Monday, April 17, 2006

Nota a Ignacio Carrillo Prieto, 25 de enero del año 2006

(El día 25 de enero, sin que hubiera ninguna noticia de nuestros pagos, en el abandono total de una institución que había empezado a considerarnos 'incómodos', le escribí al Fiscal).

Distinguido señor fiscal,

Le escribo con inocultable perplejidad. Conoce usted perfectamente la angustiante situación por la que atraviesa todo el equipo de investigación histórica. Sabe que en algunos casos no percibimos salarios desde el mes de mayo, y que el grueso de los compañeros no lo hace desde julio del año pasado. Sabe también que hemos trabajado duro, y quizás más de lo que se esperaba para las adversas condiciones. Y de hecho, tiene en sus manos uno de los frutos de tal esfuerzo.

A finales de noviembre, cuando aún no habíamos entregado el informe al que nos habíamos comprometido, el Director General de Administración prometió que el pago de salarios se haría antes del 14 de diciembre, haciendo referencia al compromiso de entrega del informe el 15 de diciembre, y para la que trabajamos sin denuedo.

El propio 15 de diciembre pasado, en oportunidad de entregarle el informe a la sociedad mexicana “¡Qué no vuelva a suceder!”, y ante la mención del problema, usted nuevamente prometió que la fiscalía iba a conseguir los fondos para que no llegara fin de año sin que tuviéramos una parte ‘sustancial’ de nuestro salario. El entrecomillado es suyo.

Yo mismo lo interrumpí argumentando que las promesas necesitaban apoyarse en hechos.

Razones tenía yo para el escepticismo: habíamos cobrado el mes de enero, recién en septiembre, después de ¡nueve meses! Y, para colmo, en todo ese tiempo, el personal de administración nos había dado, sistemáticamente, información falaz sobre las fechas de pago y las gestiones que llevaba adelante en este sentido. Además, y por si fuera poco molesto ver cómo los plazos prometidos iban venciendo uno a uno, esa oficina se negó a responder a las más esenciales normas de transparencia. Ocultó y oculta nuestros contratos, no responde a nuestras peticiones por escrito y viola nuestros derechos, no sólo a salario, sino también a correspondencia. Mi perplejidad, como dije, no puede ser mayor: ¡no puedo creer que estemos en una institución de procuración de justicia!

Pero no son los únicos elementos que poseía para advertir que las promesas empezaban a caer en terreno de la fe. Y mal haríamos dejando la aplicación de la justicia y la dignidad, al amparo de la fe.

Mi advertencia fue vana. El año nuevo nos recibió en las mismas condiciones. No hubo pago de salarios, como prometió. Y ahora que finaliza enero, ni visos de pago ni respuestas. Al contrario, hostigamiento. Le enumeraré los problemas en los que me he visto envuelto por asumir, como simple trabajador, un compromiso contra la historia represiva mexicana.

  1. A finales de marzo de 2005 cobré, con atraso considerable, los adeudos correspondientes al año 2004.
  2. Ese mes, rendí exámenes ante la CeDH de la PGR, para cubrir la plaza de subdirector de área para la que fui propuesto, y que hasta la fecha no me ha sido otorgada. No he logrado otra respuesta que la verbal del jefe de recursos humanos, en el sentido de que es usted el que ‘dispone’ de las plazas para su personal de confianza.
  3. Sobre estas anomalías di parte a la Oficialía Mayor de la PGR. La respuesta elaborada desde esa institución nunca llegó a mis manos, pero sí a la administración de la Femospp. Tengo el acuse de la Oficialía Mayor, que demuestra que la carta fue entregada en la oficialía de partes.
  4. En septiembre del 2005 se cobraron sueldos correspondientes a los meses de enero a junio. El pago de esos salarios no reconocían mi cambio de nivel, así que me fueron retenidos alrededor de treinta mil pesos, porque se aplicó el salario de los anteriores meses. No puedo caer en la suspicacia de lo personal, porque algo similar le ha sucedido a varios de mis compañeros
  5. En varias ocasiones, personal y colectivamente, le escribimos al área de administración sobre estos temas. Jamás hubo respuesta. Tampoco hubo respuesta de las que le enviamos a usted, solicitándole audiencia y solucionar estos problemas. A cada uno de nosotros, la oficina administrativa nos ha tratado como a persona non grata. Incluso, como le manifesté el propio 15 de diciembre, el área administrativa tuvo a bien acusarnos de ser los responsables del atraso de nuestros pagos. Vaya absurdo.
  6. Desde principios del mes de diciembre, el administrador, CP. Alejandro Romero Bernal, tiene una solicitud del director general de Análisis, Investigación e Información Documental, Dr. José Sotelo Marbán, para que hiciera una sencilla carta de servicios. Un padre divorciado que lleva siete meses sin cobrar, necesita dar una explicación de la institución en la que trabaja.
  7. Hasta el momento, mis compañeros y yo llevamos más de medio año sin percibir nuestros salarios. Esta situación ha hecho que muchos de ellos hayan abandonado la investigación, menguados y desgastados por el maltrato mencionado. Algunos sufriendo por su salud; todos, orillados a la bancarrota. Sin computadoras, máquinas fotográficas ni escáners. Hicimos y hacemos el trabajo con máquinas que los compañeros sacan de cada uno de sus hogares. Con ello, una investigación ciclópea se volvió titánica. En estas condiciones, no me atrevo a decir que hayamos podido investigar con libertad.

He hecho y sigo haciendo preguntas. ¿Quién posee la plaza que desempeño y que paga la federación? ¿Por qué no se responde a mis solicitudes de información? ¿Quién tiene el oficio que iba dirigido a mí ejerciendo el negligente poder de violar el libre tránsito de la correspondencia? ¿De qué manera me van a ser restituidos el dinero que la fiscalía me adeuda? ¿Qué detiene un mes y medio el trámite ordinario de una carta de servicios, convirtiéndolo en extraordinario?

Le pido amablemente que haga algo para contener la angustiante situación que padecemos, así como detener los atropellos a los que somos sometidos. Y por supuesto, que responda mis preguntas.



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