Monday, April 10, 2006

¿Qué detuvo Carrillo Prieto?
¿Qué estábamos haciendo después de entregar el borrador del Informe?
El Fiscal era plenamente conciente de la gravedad de suspender la investigación histórica en el momento en que empezaban a surgir los primeros documentos. Lo era, al punto de que en ese contexto le pidió a José Sotelo Marbán, que aplicara instrucciones que él mismo no se atrevió a dejar impresas en un oficio (OFEMOSPP/OFE/013/2006). Detener la investigación fue para el Fiscal un asunto que debió consensuar con autoridades de mayor rango. Pero, ¿qué es lo que Carrillo Prieto detiene?

Algunos compañeros de trabajo, de otras áreas de la propia Femospp, me han preguntado qué estábamos haciendo después de entregar el Informe. Después de entregar el borrador, nos abocamos a la preparación de los expedientes físicos de los desaparecidos. Carpetas con el nombre de cada una de las personas, que contenían copia de las declaraciones y testimonios obtenidos durante la investigación, copia de la documentación obtenida que prueba su detención por parte del Estado. En muchos casos, esa documentación, es nada menos que una ficha signaléctica o dactiloscópica de la persona desaparecida, con su fotografía, fecha de detención y huellas dactilares. Fichas que demuestran el plan de exterminio existente en el momento de su detención, ya que sistemáticamente, estas fichas no están firmadas por quienes realizaron la detención. Ya habíamos elaborado casi 150 expedientes. El Fiscal no habla de ellos. ¿Piensa desaparecerlos, integrarlos a una averiguación previa y con ello ‘volverlos secrecía’ por una nueva década? La sociedad tiene el derecho de exigirlos, y la PGR no puede esconderlos, porque ello equivaldría a cometer un nuevo crimen, semejante a los cometidos administraciones insultantes como la de Óscar Flores Sánchez.
Pero además, elaborábamos las historias matrias de los pueblos y comunidades más castigadas de Guerrero. El ejército mexicano sostuvo, en la persecución y aniquilamiento de la guerrilla rural, un violento control de muchas poblaciones de la sierra del estado. Como documenta el Informe realizado, la población de las comunidades de Corrales de Río Chiquito, Los Piloncillos, San Francisco del Tibor, La Sabana, El Ticuí, Tres pasos, Las Cruces, El Camarón, Ilatenco, Malinaltepec, San Andrés de la Cruz, Cerro de Piedra, Kilómetro 30, Puerto Grande, Las Higuerillas, La Cañita, Los Pocitos, La Lajita, Topiltepec… que sufrieron la brutalidad, sevicia y delincuencia común de las fuerzas armadas. Muchas de sus mujeres fueron violadas, sus niños ejecutados y desaparecidos, sus habitantes, torturados y desaparecidos, encarcelados por años, sometidos a prácticas como la ‘aldea vietnamita’, etc. Muchos de sus habitantes estuvieron en Pie de la Cuesta mientras Acapulco de ponía de moda. Los mexicanos le debemos una reparación ejemplar a estas comunidades. Y verdad. Debe ayudarles a reconstruir su vida, a superar el horror, debe hermanarse con ellos en la lucha por la justicia. Un buen paso era reconstruir estas historias. Un paso que está en el aire.
Elaborábamos las historias de los grupos que tomaron las armas. Por las características de la investigación, por la manera absolutamente precaria en que nos vimos obligados a realizarla, muchos grupos quedaron afuera del análisis. La historia de la guerrilla es uno de los desafíos intelectuales más importantes del México moderno. Cientos de grupos fueron formados y desintegrados por la persecución violenta o la constante rearticulación propia de la vida en la clandestinidad. En un clima de efervescencia, propio de una guerra civil, muchos grupos tuvieron relativa autonomía de los otros, encontrándose y hermanándose en la propia lucha. La historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre, fue la manera que elegimos para articular el texto. Algunos de los grupos que se escaparon de esa columna vertebral, pudieron ser investigados e incluidos; otros, no. La historia de la resistencia será, por muchos años, difícil de contar, y una buena manera de empezar sería la elaboración de un compendio de las miles de formas organizativas que la sociedad mexicana creó en su oposición al régimen dominado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). No será tarea sencilla dar cuenta de los pequeños y grandes frentes, uniones, partidos, organizaciones, sindicatos, ligas, federaciones, consejos, grupos, movimientos, brigadas, comités, asociaciones, fuerzas y comandos, de carácter estudiantil, magisterial, cívico, campesino y obrero, que fueron independientes del Estado. En la organización de este ‘aleph’ se estaba dando un paso, que hoy está en el aire.
También depurábamos las bases de datos que sostienen documentalmente el Informe entregado. Debo explicar que antes de escribir, mientras las hipótesis del trabajo iban afinándose, confrontándose con los datos, nos abocamos a relevar la información en fichas personales. Este sistema, uno de los aciertos de don José Sotelo Marbán, fue útil para clasificar la mayor parte de los datos que surgían en los documentos desclasificados de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (IPS) y la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA). Esas bases, organizadas inicialmente en las cuatro áreas de investigación –Movimiento estudiantil de 1968, Masacre del 10 de junio de 1971, Grupos Armados Urbanos en todo el país y Guerra Sucia en el Estado de Guerrero-, tienen hoy registros de más de 8 mil personas. Estas 8 mil personas, entre actores sociales, militantes y víctimas. La depuración incluía también, la depuración y unificación de la información recabada de miembros del ejército, fuerzas paramilitrares y funcionarios implicados en el Terrorismo de Estado. El mismo paso en el aire.
Corregíamos el material metodológico para explicar las operaciones críticas realizadas al analizar la documentación de las policías y el ejército (no siempre verdadera, a veces, deliberadamente falsa). Muchas discusiones podríamos eliminar, al explicar claramente y con documentos anexos, la manera en que ciertos documentos fueron valorados. Este material metodológico, es fruto de la experiencia de la investigación, resultado de las preguntas frecuentes que surgen al ver anomalías sistemáticas, variaciones curiosas, aparentes errores, eufemismos… en miles de documentos oficiales, producto de la conciencia oficial de que se cometían actos imperdonables. Entender y explicar el sistema de elisiones, desfiguraciones e invenciones que surgen de los documentos oficiales, es un paso más para evitar las confusiones en los que han caído algunos historiadores mexicanos, por la incorrecta apreciación de un documento de estos.
Y por último, realizábamos la propia corrección del borrador. El hecho de que estuviéramos obligados a entregar el Informe el 15 de diciembre del 2005 –porque para el Fiscal hacerlo un día después equivalía a no entregarlo-, nos obligó a dejar para después algunos pasos cruciales. Fue imposible avanzar concienzudamente en la corrección sintáctica, la unificación de escritura. Hacia el final pudimos corregir el complejo sistema de citas, pero no todos los problemas pudieron ser solucionados. Los propios investigadores no habían podido leer las últimas versiones de capítulos que no habían estado directamente ligados a su propio trabajo. Por ejemplo, pocos de los compañeros que trabajaron en el movimiento estudiantil pudieron leer y comentar la parte de la Guerra Sucia en Guerrero, y viceversa. Por lo tanto, sus aportes están hoy en el tintero. Pero además, ¿cómo no confrontar la investigación con los que llevan años investigando este periodo de la historia nacional? ¿Cómo no confrontar la versión de los crímenes cometidos, con los familiares y las víctimas que hoy están organizadas? Esto quedó para el final, y eso intentábamos hacer. El material fue entregado, según los conocimientos de las personas consultadas. La importancia del trabajo, suponía desde siempre, un trabajo continuo con la sociedad. Los escasísimos viáticos que otorgó la Femospp a la investigación histórica permitió –más los aportes del propio coordinador- trabajar en el Estado de Guerrero, donde se alcanzó la mayor parte de información testimonial y mayor confrontación del texto. Algunos intelectuales tuvieron acceso al material íntegro, que necesitaba también de un análisis total, o global. Ese proceso estaba dando sus primeros frutos, cuando llegó el 13 de febrero.

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